top of page

Seguimos aquí

Hoy es un día que conmemora un tema

que no siempre queremos mirar de frente.

Que no nos atrevemos siquiera a nombrarlo

sin titubear o entrecortar la voz.

Que engloba situaciones delicadas que duelen, que nos atraviesan.


La posibilidad de que alguien llegue a pensar en no seguir,

o de imaginar que alguien que amamos ya no esté,

toca fibras hipersensibles.


A veces sentimos que estamos presentes,

pero como a medio ensamblar.

La mente y el ánimo en un plano distinto al cuerpo,

tratando de encajar en un mundo que parece no detenerse,

que sigue girando aunque te sientas estancado/a.

Y entonces viene el extrañar:

a quienes ya no están;

a quienes estando presentes se sienten lejanos;

e, incluso, a nosotros/as mismos/as,

cuando parece que nos hemos perdido un poco en el vaivén cotidiano.


Notar la ausencia deja un rastro que pesa.

Los espacios vacíos,

los recuerdos que se vuelven más fuertes que la presencia,

cada rincón que guarda ecos de quien ya no está.

Y junto a eso, los “y si hubiera…”;

esa culpa silenciosa cargada de preguntas que no tienen respuesta.

Es imposible no sentirlo.

Y, aun así, reconocer la valentía de las personas que atraviesan ese dolor, quizá invisible para quienes están a su alrededor.


La salud mental importa. Siempre.

No es sólo un asunto individual; es también social, estructural.

La depresión, la ansiedad, los problemas familiares

o la presión de situaciones que no esperan,

en conjunto, pueden fungir como

la piedra que hunde en un pozo sin salida aparente.

Pero incluso ahí, es preciso entender que existe posibilidad de un respiro, de un gesto, de alguien que escucha.


Si estás pasando por un momento de claroscuros, quiero que sepas esto:
no estás solo/a.
Aunque parezca imposible,
siempre habrá a quien recurrir;
alguien dispuesto/a a sostenerte.
Pedir ayuda no es debilidad: es valentía.
Hay un camino frente a ti, aunque en este momento sientas difícil encontrarlo.


Somos compañeros/as en esto.

Navegamos contracorriente, entre emociones difíciles,

recuerdos y silencios. Y poco a poco, con el cuidado

de quienes nos rodean y con nuestra propia paciencia,

vamos encontrando el velero que nos permite avanzar.

Cada gesto de apoyo, cada mirada que confía en nosotros,

cada palabra compartida, es un paso hacia adelante.


Hoy recordemos sostenernos sin juzgar;

acompañar sin exigir;

mirar con ternura.

Cada vida importa.

Cada historia cuenta.

Y aunque el camino llegue a ser emocionalmente sinuoso,

aunque duela, aunque a veces parezca imposible… seguimos aquí. Respirando, escribiendo, hablando, andando.

Con la certeza de que habrá manos que nos alcancen,

ojos que nos vean,

corazones que laten con y por nosotros/as.



💛

 
 
 

Comentarios


Estaré enviando newsletters

¡Gracias por suscribirte!

© 2025 Malacontando, por María Malacón en Wix.com.

bottom of page